¿NUESTRA CAZA?

sábado, 30 de mayo de 2009

 

Allá por el siglo XVIII, los Duques de Medinaceli sellaron un compromiso de concordia con los pueblos de Santisteban, Castellar y Navas para que éstos gestionaran las labores propias de Sierra del Oro (pesca, caza, leña,…). Este acuerdo fue plasmado para que el sustento de estas poblaciones fuera un poquito más sosegado en épocas de bandoleros, hambre y penuria.

Los Ayuntamientos (entidades delegantes de los Duques de Medinaceli) en el transcurso de los años fueron, a su vez, delegando en sociedades dedicadas al uso y disfrute de los recursos cinegéticos, entre otros, de Sierra del Oro.

Desde aquellos tiempos hasta nuestros días, los años han ido proliferando y lo que en siglos pasados, el uso de Sierra del Oro, era una necesidad, actualmente se ha ido convirtiendo en un lujo permitido solamente a unos pocos. La necesidad dio paso a la diversión pagada.

¿Ostentamos el derecho de pasear por cualquier parte de nuestra sierra? ¿Por qué se ha interpuesto la privacidad de algunos lugares solamente para uso de unos pocos? ¿Por qué se otorga el timón de un barco donde viaja todo el pueblo a aquellos que solamente buscan una diversión que incremente su dosis de adrenalina? Claro está, el derecho a la caza y a la pesca está vigente, eso sí, bajo unas mismas normas para todos los cazadores y pescadores, sin excepción y sin ningún privilegio entre ellos ya que todos pagan un mismo canon. ¿Este hecho se está cumpliendo?

Esta pregunta nos deja en la duda a más de un habitante de nuestro pueblo. A la vista está que la propia sociedad de cazadores “Sierra del Oro” está dividida. Las recogidas de firmas en contra de la gestión que se está realizando por parte de la sociedad están patentes. Tengamos claro que la libertad de actuación pudo dar lugar al libertinaje. Tengamos también claro que esa libertad de actuación la otorgan las corporaciones locales. ¿Es el momento de que el agua llegue a su cauce?

La dejadez de algunas corporaciones locales en este asunto, simplemente por claros motivos de “no enredarse”, han provocado un aprovechamiento individualizado de los recursos que nos afectan a los tres pueblos.

La realidad de nuestros días, entre otras muchas cosas, es que las posibilidades económicas de algunos cazadores en Castellar no les otorgan el derecho de caza en la misma sierra que, en su día, concordaron los Duques de Medinaceli para TODOS los habitantes de los tres pueblos.

Todo es mi humilde opinión, como también lo es que el libertinaje no es merecedor de ocupar un lugar en nuestros días. ULISES.

http://www.revistacodice.es/codice_18/agustingarcia.pdf

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