SALVAPATRIAS

lunes, 27 de abril de 2009

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Todavía existen quienes alardean de "grandes hazañas pasadas". Personajes que no desean esconderse de la multitud porque serían relegados al olvido. En estos tiempos, siguen con su chulesca ironía y su falta de respeto hacia los españoles, intentando convertirse en los "salvapatrias" que creyeron ser en sus días de gobierno.

Ilusos de sus propias palabras, crédulos de sus mismas mentiras, prolijos de los defectos, bienaventurados en su círculo y "salvapatrias" de cartón piedra. Son pocos todos los adjetivos que podamos añadir a algunos carcamales, ya caducos por sus propias palabras y por sus propios actos.

Les da igual. Siguen intentando sacar sus cabezas de entre montones de estiércol, creyendo ser el punto de atención de las personas con dos dedos de frente y de las personas que poseen un espíritu limpio de revanchas pasadas y de guerras injustas.

Siempre tendrán el aplauso de los que son como ellos, de los que niegan haber nacido por obra de su propia madre, de los que ciegan ante la evidencia y de los que miran al suelo cuando deberían mirar a los ojos.

Una lástima, pero la realidad de nuestros días es que siguen envejeciendo con un espíritu sucio y repleto de polvo y telarañas. ULISES.

EL ESPÍRITU PERFECTO

martes, 21 de abril de 2009

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Cuenta la historia que, hace ya muchos años, existió un Rey que ofreció una gran cantidad de dinero a aquel pintor que supiera plasmar en su lienzo el espíritu perfecto.

Muchos fueron los pintores que quisieron optar a ganar ese premio, pero solamente hubo dos que le llamaron la atención al Rey, por tanto, tuvo que escoger entre ellos.

En el primero había dibujado un hermoso lago muy tranquilo con un pescador y su pequeña barca. En el lago se reflejaban las plácidas montañas y sobre él había un cielo muy azul con tenues nubes blancas.

En el segundo cuadro había un mar revuelto y unas inmensas olas que chocaban contra las rocas de la costa. Sobre ellas había un cielo furioso del cuál caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. En medio de todo se percibe un pescador intentando dominar su pequeña barca.

El Rey, sin pensarlo demasiado, escogió el segundo cuadro y explicó que “un espíritu perfecto no es aquel que está en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Es aquel que, a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanece puro, limpio y sin fisuras”.


“¡No le demos barniz a nuestros espíritus si luego es preciso que tengamos que lavar con lejía nuestras lenguas!”. ULISES.