LOS SEÑALADOS

domingo, 23 de agosto de 2009

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Años, décadas, tal vez lustros transitarán por la vida para que la concepción y posterior baremación de las cosas se realicen como es debido.

Hoy, pasados los días festivos, deambulan por las esquinas los ya conocidos “entes críticos”. Su misión la tienen muy marcada y demasiado bien instruida. Lecciones que no necesitan demasiado aprendizaje, pero sí una gran dosis de caradura y tunantería.

Los unos, “pierden de vista” su amado pueblo en días festivos, otros se ocultan en cloacas para así evitar la indigestión de sus propias palabras, otros vociferan de espanto presentando a la luz sus negros y desgastados espíritus y, los últimos, esconden con su mano carcajadas de envidia, rabia e intolerancia que a ellos mismos les cuesta arrojar.

Cierto es que son señalados con el dedo, que el tiempo los está sumiendo en el lodo de la desesperación, en el barrizal del aislamiento y en la petrificación de la soledad.

Actualmente se van percatando del grave error que han conservado durante demasiado tiempo, de que no todo es como ellos proclaman utilizando manejos airosos de lengua y brazos, cuál si fueren míticos mitineros ancestrales.

Nada les sirve, nada les colma, sus ojos observan fríamente el lado crítico de las cosas y sus lenguas son las encargadas de “escupirlo”, a la misma vez que ocultan de nubarrones lo más o menos aceptable de las cosas.

Siempre, desde tiempos remotos, han existido. Son una estirpe dura y difícil para la extinción, están tan integrados que cuesta trabajo comprenderlo. No nos queda más remedio que soportar sus vaivenes, sus desdichas, sus vocabularios y sus grandes dosis de creatividad. Mejor se dedicaran a otros quehaceres, los cuales seguro estoy los tienen. Así, al mismo tiempo una brisa pura y fresca de tolerancia y respeto hacia los demás comenzaría a inundar nuestras calles, algo necesario, muy necesario. ULISES.

DE NUEVO LAS FIESTAS...

lunes, 3 de agosto de 2009

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Castellar, noble ciudad engalanada para recibir de muy buen agrado sus fiestas. Los incesantes comentarios en céntricos lugares de paseo se convierten en inquietantes monólogos vociferados por algunas bocas insatisfechas a causa de diferentes motivos solapados y, a menudo, no descritos por intereses superfluos.

Los grandes “reconocimientos” sobre la tauromaquia, entre otras cosas, dejan perplejos a paseantes y oyentes. Grandes “sementales” taurinos se “aquerencian” en los bancos del paseo y se “amorcillan” utilizando esos “floreos” y “revoleras” dignos de los mejores maestros de la época.

El “brindis” da paso a la colocación de la “taleguilla” y sus bocas comienzan a dar “bufidos” de espanto cuando colocan “banderillas negras” a cualquier ser viviente.

“Bajan la mano” para que la “casta” saque su honor y no se vean obligados a “barbear en tablas” ya que eso les supondría su derrota.

Los “derrotes” y “emplazamientos” son continuos, el fin está cerca. Dan unos “pases por bajo”, se “perfilan” para “entrar a matar” y se lanzan con ahínco… pero los “pinchazos” son incesantes. Al final un “bajonazo” los colma de pitos y gritos. No han “triunfado” en su “ruedo”, la “oreja” sigue formando parte inseparable de la sensatez y la cordura y sus espíritus siguen siendo pobres, muy pobres. Creo, sinceramente, que no van a llegar lejos. ULISES.